Vitamina C (ácido-L-ascórbico)

Vitamina C: ácido ascórbico

La vitamina C, o ácido ascórbico, es probablemente la más famosa de todas las vitaminas. Es un ácido orgánico relativamente simple, que se encuentra en frutas y verduras cítricas. Incluso antes de su descubrimiento en 1932, se reconoció que debía haber un compuesto en los cítricos que impedía la aparición del escorbuto, una enfermedad que mató a unos 2 millones de marineros entre los años 1500 y 1800. La vitamina C participa en múltiples funciones biológicas y está involucrada en al menos 300 procesos bioquímicos en el cuerpo. Esta vitamina es soluble en agua y como el ser humano no es capaz de producirla, es necesario ingerirla diariamente. Es soluble en agua y se destruye con la ebullición prolongada, por lo que cocinar demasiado las verduras reduce su contenido de vitamina C. En el cuerpo humano, el ácido ascórbico es necesario para la correcta síntesis de colágeno. La deficiencia de vitamina C causa úlceras en la piel, problemas con los dientes y encías y ruptura de capilares (características del escorbuto) debido a un tipo anormal de colágeno que reemplaza al colágeno normal. en estos tejidos. Debido a la creencia de que la ingesta de vitamina C puede mejorar los síntomas del estreñimiento, comenzó a aparecer la hipervitaminosis C. Esta enfermedad es consecuencia del exceso de vitamina C y conduce a la formación de cálculos renales. La falta de ácido ascórbico provoca escorbuto.

La vitamina C:

• Interviene en la reparación de células y tejidos.

• Interviene en la conversión de prolina en hidroxiprolina y es, por tanto, esencial en el mantenimiento del colágeno de la piel, huesos y dientes.

• Es imprescindible para la actividad de los leucocitos, inmunoglobulinas y anticuerpos naturales.

• Protege las vitaminas A y E contra la oxidación.
• Colabora en el mantenimiento del colesterol en sangre.
• Tiene propiedades antioxidantes.
• Participa en la formación de las hormonas corticosteroides en las glándulas suprarrenales.